Es muy notorio cómo las personas llegan a la vejez (o mejor edad, como muchos dicen) con diversas patologías que son consideradas “enfermedades de las personas mayores”.
¿Cuántas personas mayores no pueden dormir sin tomar una benzodiazepina? ¿Y cuántos tienen incontinencia urinaria y ya están acostumbrados? ¿Y cuántos otros tienen dolores crónicos que ningún medicamento resuelve, pero piensan que no tienen nada que hacer, precisamente porque ese dolor vino con la edad? ¿Y sería esa realmente la mejor edad?
Sabemos que toda patología proviene del estrés oxidativo. Los organismos (animales racionales o irracionales) tienen un gran y perfecto mecanismo de protección antioxidante, como por ejemplo, un sistema de defensa que combate los radicales libres, subproductos formados todo el tiempo en el metabolismo de las células normales y en diversos eventos patológicos.
Cuando estos radicales libres son excesivos, pueden provocar la oxidación de moléculas biológicas. Una vez que hay un desequilibrio entre el desafío oxidativo y la capacidad del cuerpo para la defensa antioxidante, entonces tenemos estrés oxidativo (MACHADO et al., 2009).
Los pacientes de edad avanzada llegan a una “mejor edad” con tantas patologías y dolores precisamente por este desequilibrio, que ocurre de forma natural. Los organismos, con el tiempo, para tantos problemas (mala alimentación, obesidad, inactividad física, entre otros) están entrando en una fase de decadencia defensiva, no logrando eliminar los llamados radicales libres y, en consecuencia, son incapaces de igualar o reducir el estrés oxidativo. .
La ozonoterapia se ha utilizado desde la Primera Guerra Mundial para combatir las heridas de los soldados. Se han realizado muchos estudios en todo el mundo para comprender las funciones del gas ozono en el cuerpo.
Según Anagha et al., Existen tres mecanismos de acción muy importantes para el ozono en un organismo. El primero es consistente con la inactivación de microorganismos, práctica muy utilizada en heridas expuestas, limpieza de úlceras, entre otras. En las bacterias, lo que hace el ozono es interrumpir la integridad de la envoltura celular mediante la oxidación de los formadores de la pared celular: fosfolípidos y lipoproteínas. En los hongos, el ozono actúa inhibiendo su crecimiento.
En los virus, el ozono puede dañar la envoltura viral e interrumpir el ciclo de reproducción, ya que interrumpe el contacto entre el virus y la célula con la peroxidación. El segundo mecanismo de acción y aún más importante en la prevención de patologías está relacionado con la estimulación de la oxigenación corporal. Con el tiempo, las mitocondrias comienzan a entrar en una fase de descomposición y ya no pueden oxigenar los tejidos adecuadamente, lo que conduce a enfermedades mitocondriales (enfermedades cardíacas, colesterol alto, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer). La ozonoterapia provoca un aumento en la tasa de glucólisis de los glóbulos rojos, aumentando el estímulo del 2,3-difosfoglicerato, lo que conduce a un aumento en la cantidad de oxígeno que se liberará a los tejidos corporales.
Todo esto estimulará la producción de enzimas antioxidantes, que actúan secuestrando los radicales libres y protegiendo las paredes celulares. El tercero, tan importante como el segundo para la prevención de patologías (o más) está relacionado con la activación del sistema inmunológico. La ozonoterapia aplicada a través de algunas vías de administración específicas en concentraciones entre 30 y 55 µg / mL puede aumentar la producción de interferón y reducir el factor de necrosis tumoral y la interleucina-2, reduciendo aún más la intensidad de las reacciones inmunológicas.
Observando estos datos, se puede tener en cuenta la utilidad de la técnica de Ozonoterapia para prevenir patologías en los ancianos, llevándolos a vivir realmente, y sin comillas, la mejor edad de manera digna, sin acostumbrarse al dolor, incontinencia y malestar que no son normales simplemente porque son unos años mayores.
Autor: Jynani Pichara Morais – Esteta Biomédica, Analista Clínica y Ozonoterapeuta.